viernes, 8 de agosto de 2008

Hermann Hesse

Hermann Hesse : Demian (para 11º)

Biografía:

Hermann Karl Hesse nació en Calw, localidad ubicada en Baden-Wurtemberg. Allí transcurrieron los primeros años de su vida (hasta 1880 a 1889). En su juventud hizo grandes viajes por Italia y también por la India, los cuales serían determinantes en gran parte de la temática que se presenta en sus obras. En la India su abuelo y su padre habían sido misioneros. Su educación estuvo dividida entre Alemania y Suiza de 1881 a 1886; estudió en un colegio de humanidades, abandonándolo dos años después.
Los siguientes años de su exitencia fueron conflictivos. A los quince años, en 1892, intentó suicidarse, quedando tras esto a cargo de un teólogo pero luego pasó por una institución de salud mental y otra "para jóvenes problemáticos". Cumplió su educación básica en 1893, e intentó aprender el oficio de librero, luego el de mecánico relojero para finalmente volver a trabajar como librero.
Más adelante, Hesse se sometió a psicoterapia, con un discípulo de Karl Jung. Y la psicología de este egregio y emancipado alumno de Freud campea en toda su obra. De un modo bastante manifiesto en "Demian", ya que los personajes siguen el patrón de los arquetipos del inconsciente colectivo del cual hablara el mencioando psicoanalista.
En 1895 comenzó a trabajar en una librería de Tübingen (o Tubinga) especializada en teología, filología y leyes. Con escaso interés por el contacto social, Hesse pasó su tiempo libre leyendo y escribiendo para periódicos locales. Publica su primer poema a finales de 1896. Dos años más tarde, al emanciparse económicamente de sus padres, Hesse continuaría publicando aunque con escaso éxito. La confianza de su editor y las subsiguientes publicaciones derivarían en su primer éxito en 1903: Peter Camenzind.
Un fuerte giro a su vida sucedió tras algunos problemas con sus críticas a la Primera Guerra Mundial en 1914. Demonizado por la prensa y abandonado por sus amigos tras la publicación de un ensayo en el que pedía a Alemania que no cayera en el nacionalismo, se encontró en medio de un conflicto político que junto con su fracaso matrimonial y la muerte de su padre, acabó por llevarle en 1919 a Suiza, nacionalidad que adquirió en 1921.
Como muchos de sus personajes, Hesse tuvo a lo largo de su vida problemas con las mujeres. Su primer matrimonio con Maria Bernoulli, que le dio tres hijos, terminó trágicamente por los problemas mentales de su esposa. El segundo matrimonio aparentemente no pasó de ser una breve aventura con Ruth Wenger, terminó a los pocos meses. Finalmente se casó con Nion Dolbin en 1931 y se mantuvo a su lado durante el resto de su vida. Murió de una hemorragia cerebral mientras dormía, a la edad de 85 años.
Fue un escritor muy prolífico y a lo largo de su vida escribió muchísimas obras entre las que se destacan las novelas:
1919 - Demian
1927 - El lobo estepario
1930 - Narciso y Goldmundo
1930 - Edmund
1932 - Viaje al Oriente
1943 - El juego de los abalorios

Demian
El subtítulo que acompañó las primeras ediciones de Demian, luego fue desapareciendo en las sucesivas reediciones y versiones a otras lenguas. Tal subtítulo rezaba exactamente: Historia de la juventud de Emil Sinclair. Se publicó en 1919, luego de concluida la Primera Guerra Mundial. Había sido escrito durante los años atroces de la guerra (su ejecución efectiva le llevó sólo tres semanas). Hoy sabemos bien que fue el resultado de una profunda crisis existencial del autor, que habría de llevarlo a efectuar un viraje, no solamente en su devenir progresivo de escritor, sino en el recorrido de su camino estrictamente humano.
En Demian resuenan, aunque para muchos lectores no perceptibles, ecos vibrantes de las reflexiones del autor sobre la propia adolescencia atormentada; de ese tiempo de búsquedas, dolores y sufrimientos, declaró Hesse haber tomado conciencia con la escritura de esta novela. Recién unos veinte años después. Es una obra en la que resuena el espíritu de la época con sus notables influjos culturales: así llegan hasta ella Nietzsche y el psicoanálisis, de modo especial, el junguiano. En el fondo de estos aspectos espirituales se sospechan los rigores de una guerra inédita, que Hesse, desde cierta distancia, vivió intensamente, en sus tonos apocalípticos.
En Demian se hace presente por vez primera el tema recurrente de la polaridad, que será una constante de su obra, incluyendo Siddhartha. Tampoco deben omitirse las huellas o la impronta de la formación religiosa del autor, cosa que se percibe en las muy frecuentes referencias a la biblia... Todo esto no era más que un reflejo de la eduación firmemente cristiana que Hesse había recibido de su familia, en su infancia.
En cuanto a su género, Demian es con claridad, lo que en la historia de la literatura se denomina un "Bildungsroman, una novela de formación, y ello porque su cometido es la narrada evolución espiritual de un adolescente recorriendo y atravesando los difíciles años de su crecimiento.
La novela está escrita en primera persona y el "yo" narrador es el del protagonista, Emil Sinclair, que se detiene en los pormenores del relato de su propia juventud.
De naturaleza blanda y tímida el protagonista da a entender que su alma se hubiese corrompido para siempre si no hubiese llegado, aportado por la mano del destino, el más que inteligente, profundo y enigmático Demian, un compañero de escuela, que con su fuerza interior, su madurez, su firme apostura que lo hace aparecer como joven mayor, lo libera de inmediato del nefasto influjo de Kromer. El perverso y prepotente sometedor, tomará buena cuenta de la personalidad de hierro de Demian, y no habrá de molestarlo a Sinclair nunca más. Y es a partir de ese momento, en que sellada esta amistad con el amigo juvenil pero maduro a la vez, Sinclair inicia el camino del descubrimiento de un costado nuevo y algo misterioso de la vida, sobrecargado de nuevos símbolos, fascinante y terrible al mismo tiempo. Poco a poco, Emil se irá adentrando en el alma, en la vida, en la familia (sobre todo en la mágica figura de la madre, Eva, su ideal femenino en visiones y en la realidad), de este diminuto "superhombre" en cierne (Übermensch), muy conectado con la filosofía de Nietzsche.
Demian es una de las novelas más bellas e interesantes de Hermann Hesse. Sus lectores pronto se transforman en sus devotos y efectúan sucesivas relecturas. Fue concebido por el autor en 1917, en plena guerra como queda dicho, pero al mismo tiempo en un período álgido y problemático de la vida personal del escritor. Hesse atravesaba severas dificultades matrimoniales con su primera mujer y hacía muy poco que había perdido a su padre, de gran gravitación en su existencia (Johannes Hesse, muerto en 1916). A causa de la guerra su pertinaz pacifismo lo había llevado a refugiarse en Suiza, huyendo de Alemania. Y hacia 1917, para poner un poco de luz y sosiego a su turbulenta alma, se acerca al doctor Lang, discípulo de Carl Gustav Jung. Este alumno de Jung lo atenderá a lo largo de casi noventa sesiones y de esta manera el escritor se fue reponiendo de la no muy feliz situación, volviendo a la senda en que pudo comenzar a dar un nuevo sentido a su vida. Es por todo esto, que, como consecuencia, el libro que nos ocupa, mostrará huellas autobiográficas, transformándose, al mismo tiempo en un instrumento de "autocuración", por medio del cual Hesse, puede alcanzar su propio "yo", en lo que el que fuera discípulo de Freud denominará "proceso de individuación".
La novela Demian está impregnada de las doctrinas psicoanalíticas junguianas. Toda la obra es una persecución del "sí mismo", distinto del "yo". Proceso que debe recorrer cinco etapas:
1. Conocimiento y conciencia de la "sombra", aquella parte del espíritu, escondida, profunda, que lucha por salir afuera; es el mundo oscuro y sucio...Esa sombra está como proyectada sobre la figura novelesca de Franz Kromer.
2. Conocimiento de la "figura guía", Max Demian, que constituye al mismo tiempo la proyección externa del sí mismo interno de Sinclair.
3. Conocimiento del "ánima", la figura del personaje Beatriz, una proyección del amor interno.
4. Conocimiento del "inconciente colectivo".
5. Conocimiento de la "gran madre", la proyección de la mujer. (A la que no es del todo ajena la enigmática figura de Eva, la madre de Demian.)
Cuando se editó por vez primera en 1919, Demian conmovió profundamente al mundo de la juventud, que salía fuertemente aturdido y atormentado, con todo tipo de desorientaciones, de la primera guerra mundial. De esto modo el palpable éxito del libro, fue enorme, a tal punto que hombre de la talla de Thomas Mann, el gran escritor, coetáneo de Hesse, dijera rotundamente que se trataba de una pequeña obra maestra. La novela se hizo inmediatamente merecedora del premio "Fontane", reservada a los escritores principiantes... El equívoco había surgido porque Hesse editó Demian con seudóniomo, como Emil Sinclair. Aclarado el equívoco Hesse restituyó el premio acordado. Es dable hacer notar que el nombre del protagonista y del seudónimo fueron tomados de un amigo de Novalis, por el que Hesse sentía devoción. El nombre del amigo de Novalis era Isaac von Sinclair.

Informaciones complementarias para leer Demian

Gnosticismo:
El gnosticismo cristiano, pagano en sus raíces, llegaba a presentarse como representante de su tradición más pura. La enorme diversidad de doctrinas y "escuelas gnósticas" hace difícil hablar de un solo gnosticismo. Algunos denominadores comunes de su pensamiento, no obstante, podrían ser:
• Su carácter iniciático, por el cual ciertas doctrinas secretas de Jesucristo estaban destinadas a ser reveladas a una élite de iniciados. De esta forma, los gnósticos cristianos reclaman constituir testigos especiales de Cristo, con acceso directo al conocimiento de lo divino a través de la gnosis o experimentación introspectiva a través de la cual se podía llegar al conocimiento de las verdades trascendentales. La gnosis era pues la forma suprema de conocimiento, solamente al alcance de iniciados.
• El mismo conocimiento de las verdades trascendentes producía la salvación. Según las diversas corrientes, la importancia de practicar una vida cristiana podía variar, siendo en cualquier caso algo secundario.
• Su carácter dualista, por el cual se hacía una escisión tajante entre la materia y el espíritu. El mal y la perdición estaban ligados a la materia, mientras que lo divino y la salvación pertenecían a lo espiritual. Por esa razón no podía existir salvación alguna en la materia ni en el cuerpo. El ser humano sólo podía acceder a la salvación a través de la pequeña chispa de divinidad que era el alma o espíritu. Sólo a través de la conciencia de la propia alma, de su carácter divino y de su acceso introspectivo a las verdades trascendentes sobre su propia naturaleza podía el alma liberarse y salvarse. Esta experimentación casi empírica de lo divino era la gnosis, una experiencia interna del alma. Aquí se puede ver en el platonismo un antecedente claro del gnosticismo, tanto en su dualismo materia-espíritu, como en su forma instrospectiva de acceder al conocimiento superior, siendo la gnosis una versión religiosa de la mayéutica de Platón. Este dualismo también prefigura el futuro maniqueísmo.
• Peculiares enseñanzas sobre la divinidad. Entre éstas se encontraba la de que todo espíritu era divino, incluyendo la parte espiritual del hombre (el alma), que no necesitaba a nadie para salvarse a sí mismo, siendo Cristo enviado a revelar esa verdad. Por otra parte, el creador del mundo (llamado Demiurgo), al multiplicar con su creación la materia, sería un ser malvado y opuesto al verdadero Ser Supremo del cual surgió.
• Conclusiones éticas muy divergentes: Siguiendo la idea de la condenación de la Podemos ver paralelismos claros con el zoroastrismo.
• Establecimiento de jerarquías humanas: En la cima de la jerarquía humana estaban los iniciados, en los que es predominante el espíritu. Ellos pueden experimentar la gnosis y acceder así a la salvación. Por debajo está el resto de los cristianos, en los que predomina el alma sensible y que se pueden salvar siguiendo la guía de los primeros. En la parte más baja están aquéllos en que predomina el cuerpo y que, por tanto, no alcanzarán la salvación.
Abraxas:
Abrasax o Abracax, (del griego ἄβραξας) era un término que se grababa en ciertas piedras antiguas, llamadas Piedras Abraxas, y que las sectas gnósticas solían usar como talismán. Se creía que Abraxas era el nombre de un dios que representaba el Bien y el Mal, un dios y deidad adorada y un demonio temido en una única entidad. Este término fue usado por los Basilideanos (Basilideans), una secta gnóstica del segundo siglo, para nombrar al ser supremo o dios que ellos adoraban. Abraxas fue también considerado un dios egipcio y un demonio. Es probable que la mística palabra abracadabra fuera derivada de tal nombre, aunque existen algunas otras explicaciones al respecto. En demonología, ha pasado a ser un demonio coronado, con cabeza de gallo, grueso vientre, pies de serpiente y cola raquítica, que lleva un látigo. También conocido como Abracax.
Había una secta gnóstica creía que Jesucristo o Josué emanó de Abraxas y fue un fantasma mientras estuvo en la Tierra. Pensaban que su nombre encerraba grandes misterios debido en parte al hecho de que las siete letras griegas que lo componen (ἄβραξας) suman un total de 365, la cifra de los días del año. Se creía, además, que comandaba a 365 dioses, cada uno de ellos poseedor de una virtud; confiriendo de esta forma una virtud a cada día del año- principio de santoral-. Sin embargo, los mitologistas antiguos colocaban a Abraxas entre los dioses egipcios, y algunos demonólogos lo suelen citar como un demonio con la cabeza de un rey o de un gallo y con serpientes en lugar de piernas (el Anguípedo). Ha sido representado en amuletos (que los Basilideanos solían llevar) portando un garrote en sus manos e incluyendo en ellos, a su vez, el número 365.