viernes, 8 de agosto de 2008

Modelo de análisis de texto

11º año: Modelo de análisis de texto: Ejemplo 24 del Libro del Conde Lucanor y Patronio
Este trabajo ha sido realizado para una presentación oral sobre Los cuentos del conde Lucanor de don Juan Manuel en el año 2007. Pertenece a una ex alumna mía, Luciana Morón, y me parece un buen ejemplo de cómo deben prepararse los contenidos y el análisis de los exámenes orales IB.

Pintura de Don juan Manuel

* Ejemplo 24: “De lo que sucedió a un rey que quería probar a sus tres hijos”

En este trabajo, analizaré el Ejemplo 24: “De lo que sucedió a un rey que quería probar a sus tres hijos”, comprendido en la obra mayor El Conde Lucanor, cuyo autor es Don Juan Manuel (1282-1348).
Éste, además de escritor, fue un político y militar nacido en Escalona, Toledo, España. Se trata de un noble, intelectual y cristiano; pero fundamentalmente, de un Infante que no llegó a reinar. Juan Manuel luchó por el poder y cuando lo tuvo, acabó perdiéndolo todo. De ahí que su ambición de poder sea un tema central en su escritura.
Era sobrino de Alfonso X, “el Sabio” que convocó a todos los sabios de la época sin importar su religión y, en consecuencia, el multiculturalismo también se haya muy presente en su literatura (retomaré esta idea posteriormente en el análisis). La valoración del saber es central en sus relatos, influenciados por una amplia variedad de fuentes: de la tradición árabe, griega, romana. Recordemos que Juan Manuel escribe con una finalidad doble: didáctica y de entretenimiento.

Para una mayor comprensión del análisis, resultará útil en este punto hacer una breve referencia al contexto de la obra, ya que hay una relación entre el texto y el contexto, siendo necesario ubicar históricamente al relato.
Juan Manuel escribe en la Baja Edad Media, en una época de luchas de poder. Él tuvo relación con la corte e intervino en las intrigas políticas entre Castilla y Aragón, es decir, en esta pelea por el poder entre los sectores de la nobleza. Las causas de esta situación pueden hallarse en la anarquía política, la crisis económica (por el agotamiento del modelo feudal) y las epidemias de la época.
Un segundo rasgo fundamental es la aparición de la burguesía, que amenazaba a los nobles y a la rígida sociedad estamental.
Lo señalado anteriormente, guarda una estrecha relación con muchas temáticas que aparecerán posteriormente (algunas en el plano explícito, otras pueden leerse interpretando el texto): las obligaciones del monarca, el derecho divino y hereditario del rey, la ambición de Juan Manuel.


Antes de comenzar con el análisis de la obra, efectuaré un resumen de mi ejemplo, que es de origen árabe, para introducir el contenido del mismo. El Conde Lucanor y Patronio se hallan conversando, cuando el primero realiza el planteo del problema: el Conde Lucanor quiere (en lo concreto) saber cómo diferenciar a los jóvenes nobles en su casa que llegarán a tener poder de los que no, y (en un nivel más general) pregunta acerca de las aptitudes y los valores necesarios para tener poder. Éste es el resorte narrativo que dispara el relato. Observamos entonces que el pretexto literario es el pedido de un consejo. En respuesta, el relato de Patronio habla sobre un rey que debe elegir a uno de sus tres hijos para que lo suceda en el trono y los somete a una serie de pruebas (aquí se halla presente la estructura de collar). Finalmente se decide por el más chico, que se mostró más capaz, respetuoso y obediente.

Un primer elemento que observamos, es el multiculturalismo, que se trata de lo novedoso de la escritura de Juan Manuel: la fusión de culturas y diversidad de fuentes, que forman parte de la riqueza del texto.
Podemos identificar elementos cristianos y árabes. Entre los primeros se hallan: la valoración del interior de una persona, por sobre las señales externas (dicho esto por Patronio) y la referencia al amor entre padres e hijos: “Dando a entender que se sentía dichoso si su padre le permitía servirlo. El solo hecho de ser su padre hacía lógicos y razonables cuantos esmeros y atenciones hiciese” (pág. 149). Con respecto a los elementos árabes, podemos nombrar la mención de mezquitas y el hecho de que la historia trata acerca de un rey moro.

La lectura canónica del texto (es decir, el intentio operis, o estrategias del autor modelo) y la anticanónica (lo que puede leer el lector, que está en el texto de nanera ciega) chocan, de la misma manera que se oponen el ideal y los valores de la época con el pragmatismo del alma del hombre (por ejemplo: la ambición). Para una mayor claridad, es conveniente referirme a cada una por separado.

Lectura Canónica
Nos referimos a la construcción del texto, por Juan Manuel, y es central el análisis de las estrategias que emplea para saber cómo lo logra. Su objetivo es dar respuesta al interrogante de Lucanor y mostrar qué es lo que caracteriza a alguien que podrá gobernar. El texto es un apólogo o, en otras palabras, un relato moralizante o didáctico de origen griego. Se trata de un texto monológico; la polisemia aparece en la interpretación del lector. Las explicaciones de Patronio forman así una especie de guía, donde la función didáctica es evidente: “Las externas son los rasgos faciales, el donaire, el color, la talla del cuerpo y de los miembros, de lo cual se deduce la constitución de los órganos principales, que son el corazón, el cerebro y el hígado” (pág. 145).
Las estrategias que analicé son: el título y la estructura, el empleo de una moraleja, las figura de base, el punto de vista narrativo y el manejo del espacio y el tiempo
El título es temático y anticipatorio, traza un esquema a desarrollar: hijo uno, hijo dos, hijo tres. En relación con la elección del número tres (no es lo mismo que cualquier otro número), una posible interpretación tiene que ver, en la cultura medieval cristiana, con la Trinidad. El tres es un número perfecto que simboliza el movimiento continuo y la perfección de lo acabado (hasta podemos pensar en los tres estamentos). Este número celeste permite construir la figura básica: un triángulo, una de cuyas puntas indica hacia arriba como dirección espiritual.
La estructura del relato es muy clara (lo que se relaciona con la función didáctica: debe ser esquemática, porque es un patrón de conducta) y fragmentada (hay quienes leen en esto una metáfora de la sociedad dividida y estructurada de la época en la que escribe Juan Manuel). Las partes son fácilmente diferenciables. En primer lugar, hay un marco con el planteo del problema. En este caso es más extensa la introducción de Patronio antes del relato porque la pregunta es compleja. De hecho, Patronio dice que es difícil tener certeza sobre el futuro. A continuación aparece la respuesta, en forma de relato enmarcado, que se interpreta al final con una intervención del narrador para esclarecer el sentido canónico del relato. Hay, por último, un epílogo donde se menciona a Juan Manuel que agrega una moraleja (resulta novedoso el hecho de que él mismo se ficcionaliza como un personaje de la obra). Juan Manuel a lo largo de sus ejemplos repite el esquema y lo que varía es el contenido.
La moraleja acota aún más el significado del texto, que es una alegoría (una metáfora con una sola lectura según el autor, que la explicita). “Por sus obras y morales podrás conocer lo que los jóvenes llegarán a ser” (pág. 151). Vemos aquí una doble operación didáctica: se restringe aún más el significado del texto y se lo universaliza, convirtiéndolo en una especie de máxima o patrón de conducta.
Si nos referimos a la figura de base, podemos leer el texto como una metáfora de la corte y de la nobleza (las intrigas sobre quién reinará). Están muy presentes también, en la construcción del relato, el paralelismo, la simetría y la repetición (entre los tres hijos y sus pruebas), y, a su vez, la antítesis (porque el tercero actúa distinto a los otros dos).
Con respecto al punto de vista narrativo -en los dos niveles narrativos: Juan Manuel y Patronio- notamos que se trata de un narrador con focalización externa. Esto significa que no dice lo que los personajes piensan, sino sólo lo que hacen y dicen, tratándose de un narrador deficiente, lo que tiene que ver con que el relato es objetivo y conductista (se enfoca en la conducta observable).
En cuento al espacio, puede destacarse que éste es impreciso y no se explicita: se habla de “un reino” pero no se explica dónde queda. El espacio es, entonces, simbólico y así se universaliza el significado, hablando de la nobleza en general.
Finalmente, el tiempo del relato es lineal y bastante esquemático. Los núcleos narrativos son claramente identificables dentro del relato de Patronio. El primero es la pregunta de qué hijo lo va a suceder al rey (“pasan ocho días”, elipsis), luego la prueba al primer hijo (“unos días después”, elipsis), un relato sumario de la prueba del segundo hijo (“pasan algunos días”, elipsis) y las pruebas del tercer y último hijo. Posteriormente, llega el plazo de responder (hay aquí una cuarta elipsis) y aparece el último núcleo: la decisión del rey. La presencia de muchos conectores es notable y otorga una mayor claridad al texto. Esto se observa claramente en la siguiente cita: “Una tarde, cuando habían pasado ocho o diez días, dijo a su hijo mayor que al día siguiente muy de mañana quería salir con él a caballo. Al otro día (...)” (pág. 147).
Vemos que todas estas estrategias se combinan y configuran un texto claramente organizado, con una interpretación explícita y universalizada.

Lectura Anticanónica
Ésta surge a partir de una lectura no prevista desde la estrategia del texto pero que puede verse como una reescritura del lector y aquí se halla la mayor parte de la riqueza del mismo. Trabajé dos grandes aspectos, dividiéndolos de acuerdo con una afirmación de Funes, que sostiene que la voluntad de autoría de Juan Manuel responde a dos razones: su ideología señorial y su propia ambición política.
Tema 1: Ideología conservadora de Juan Manuel
El texto reafirma la sociedad estamental, legitimando el poder del rey y, a la vez, negando a la burguesía que la amenaza.
Vemos entonces que, en primer lugar, el relato muestra a la rígida estructura de la sociedad, con un inmovilismo eterno (excepto dentro del mismo estrato). Se dice: “Los nobles de la ciudad y la gente que allí vivía” (pág. 149), marcando una diferencia entre nobles y el resto de la gente y colocando a la nobleza en una clara posición superior a la de los súbditos. Debe tenerse en cuenta que la base de la ideología de Juan Manuel es la desigualdad social.
Luego, el texto legitima el poder del rey, siendo su objetivo mantener el status quo. “Cuando llegó a viejo –el rey-, los hombres de su tierra –los súbditos- le pidieron que les señalase cuál de sus hijos reinaría después que él muriera” (pag. 147). Esta cita, además de permitirnos observar las obligaciones del monarca (en este caso de los reyes moros, de elegir el sucesor), es un intento por legitimar el poder porque es el propio pueblo el que le pide al rey que elija. El derecho divino y hereditario del trono aparece naturalizado. Se ve al pueblo de acuerdo con esto, cuando sabemos que los campesinos no eran actores pasivos, sino que hacían revueltas contra el régimen feudal y los excesos de la nobleza. De esta forma, Juan Manuel niega y evade la tensión social.
Por último, aunque sin dudas no menos importante, identifiqué una evidente negación de la burguesía, clase social emergente que corroía la estructura feudal (la cual Juan Manuel intentaba sostener). “Mientras cabalgaba, el infante le pidió que le mostrasen toda la ciudad por dentro, las calles, el lugar donde el rey guardaba su tesoro, el número de mezquitas, los nobles de la ciudad y la gente que allí vivía (...). También los guerreros, jinetes o infantes (...). Revisó los muros, torres y fortalezas de la ciudad y, después de haber visto todo, regresó junto a su padre” (pág. 151). Resulta llamativa la omisión de la burguesía, del comercio, de la artesanía (no hay referencia alguna). Más aún si recordamos que es importante prestar atención a lo que un texto dice y también lo que calla. El silencio es, en este caso, evidente: se nombra todo y no aparece un comerciante ni un artesano. Desde luego no se espera que todos los textos hablen de lo mismo y que el eje central sea siempre la preocupación por la burguesía, pero dando tantos detalles de todos los aspectos de la ciudad, es de esperarse que haya alguna mención y esta omisión puede leerse como intencional. Entonces, podemos estar en presencia de una técnica de evasión por parte de Juan Manuel, es decir, a la huida de la realidad objetiva. “Don Juan Manuel no veía en los comerciantes y en los artesanos –que por cuya realidad material no entraban bajo ninguno de los tres estados, complejizando el esquema- a un nuevo sector social, sino que los incluía en el grupo de los labradores” (bibliografía).
Tema 2: Ambición de Juan Manuel
Esta segunda temática que se trasluce en el texto, está relacionada con el contexto de luchas de poder en la Baja Edad Media. Juan Manuel valoriza la importancia del saber, se cuestiona qué características tienen los futuros hombres de poder (proponiéndose como uno de ellos) y legitima las ambiciones ilimitadas de los nobles.
El concepto del saber como fuente del poder está encarnado en la figura de Patronio. Juan Manuel, que intenta mostrar que es el indicado para gobernar, se refleja en ella y el medio que utiliza es el de dar consejos a súbditos imaginarios.
Hay en su escritura una marcada preocupación por saber quiénes serán hombres de poder. Lucanor dice: “Patronio, en mi casa se crían muchos jóvenes, hijos de hombres de gran posición y de otros que no lo son tanto, y yo veo en ellos muy distintas maneras de ser. Por vuestro buen entendimiento, os ruego que me digáis cómo puedo saber cuáles llegarán a ser hombres de gran mérito” (pág. 143). La pregunta es ¿cómo identificarlos? Pero también podría ser ¿cómo llegar a ser uno? Además, es claro que se resta importancia a de quién es hijo un noble, colocando al derecho hereditario por debajo del comportamiento.
Por último, observamos que no hay límite al poder y la ambición de los nobles. “El infante le respondió que, aunque era un buen rey, a él le parecía que no lo era tanto como debía, pues si lo fuera, con tanta y tan buena gente, con tanto poder y riquezas, no había razón para que todo el mundo no fuera suyo” (pág. 151). Es decir que no es malo que un noble, como Juan Manuel, ambicione sin límites como el rey de esta historia.


Para concluir, efectuaré una recapitulación de lo que se dijo en el análisis y una comparación con otros cuentos del autor. Vimos como existen una serie de estrategias que se combinan para conducir al lector ordenadamente al pensamiento de Juan Manuel, en relación con las características internas que tienen los futuros hombres de poder. Esta lectura, la canónica, se opone a la anticanónica cuyos dos hilos fundamentales retomaré. Me parece interesante y oportuno comparar al Ejemplo 24 con otros dos, para ilustrar mi argumentación.
En relación con la ideología conservadora de Juan Manuel, contrastaré mi relato con el ejemplo 7 (“De lo que sucedió a una mujer llamada Doña Truhana”). Éste puede leerse como la expresión del sueño de la burguesía y manifiesta la preocupación de Juan Manuel por la aparición y el ascenso de esta clase social. En el ejemplo que yo trabajé, sin embargo y como ya dije, la omite por completo. Su solución contra la movilidad social, que amenaza el orden tradicional, es mantener la rígida sociedad feudal, negando los cambios.
Y con respecto a la ambición de Juan Manuel (y de los nobles en general), la comparación es con el Ejemplo 30 (“De lo que sucedió al Rey Abenabet de Sevilla con Romaiquía, su mujer”). En ese caso, el rey no le puede dar lo que pide y siempre le otorga un sustituto. En cambio, en el ejemplo 24, el que analicé, no hay límites para la grandeza del rey, su poder y su ambición.
La figura del noble aparece claramente elevada, sin límite y sin una clase social que lo amenace.


Agradezco a Luciana Morón, Bachiller Bilingüe Modalizado en Ciencias y Letras
2007 , por haber autorizado la publicación de este trabajo.

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