G. Klimt: El beso, 1907-1908
Arte por el arte y torre de marfil: los últimos estertores del arte autónomo.
Hacia fines del siglo XIX, en Europa, fundamentalmente en Francia, la tendencia del “arte por el arte”, es decir de un arte sin función social, se manifiesta en una serie de líneas literarias de carácter esteticista, cuyo único objetivo es crear obras para el goce artístico. Uno de sus más importantes representantes es el poeta francés Teofilo Gautier, quien lanza un nuevo “arte poética” caracterizado por los cambios métricos y acentuales en el verso, el retorno a la antigüedad pagana, la celebración de la belleza física palpable, y un fuerte sentido pictórico que se manifiesta en el trabajo con la línea, la forma y el color. El objetivo es que el poema tenga las características plásticas de la pintura y la armonía de la música. Uno de los fines de este arte es reaccionar contra el pensamiento burgués y sus gustos artísticos representados por el Realismo y el Naturalismo. Otro movimiento de esta época, el Parnaso, retoma estos postulados artísticos pero, influido por el positivismo, permite la entrada de la filología, la arqueología y el estudio de otras culturas. El Simbolismo, por su parte, continuará la línea estética de estas tendencias pero profundizará más la preocupación por la musicalidad del verso, las correspondencias entre los elementos de la naturaleza (perfumes, colores, matices, etc.) poniendo el acento en las sugestiones, las sensaciones leves, los sueños y los símbolos. Los autores más importantes de estos movimientos franceses son los franceses Teófilo Gautier, T. de Banville, Leconte de Lisle, Paul Verlaine, Arthur. Ribaud, Jules Lafforgue y Charles Baudelaire.
Esteticismo y mundonovismo: las dos miradas del Modernismo latinoamericano
El Modernismo es el primer movimiento literario originado en Latinoamérica, a fines del siglo XIX. Busca una renovación en el lenguaje poético y sus antecedentes más fuertes son los poetas del “arte por el arte”, el Parnaso y el Simbolismo. A pesar de la fuerte presencia de tendencias esteticistas de origen francés, antes mencionada, el crítico Ricardo Gullón acota que no “hay en la poesía modernista tantos cisnes y princesas como suele creerse, pues junto con esos elementos foráneos se encuentran materiales poéticos tomados del mundo americano. El secreto está en el modo de usarlos.” Dos líneas entonces confluyen en el Modernismo: una esteticista cuyo único fin es evadirse de la realidad a través de la belleza, de allí los cisnes, las princesas, los mundos exóticos, a los que alude Gullón, y la fuerte sacralización de lo erótico; y otra mundonovista, en la que la presencia de la cultura y el mundo latinoamericano es central.
En efecto, no todos los escritores modernistas se encerraron en su “torre de marfil” con el fin de cultivar “el arte por el arte”. En la poesía modernista se cruzan la búsqueda de la forma impecable, marmórea, tersa, bella (Parnaso), el cultivo de la musicalidad en el verso, las asociaciones y correspondencias entre colores, sonidos, palabras, y el matiz (Simbolismo), el desarrollo de lo sensual propios de las tendencias románticas que aún sobreviven en él, con la preocupación por la tradición española y el destino de América.
El Modernismo, entonces, se rebela contra lo trivial, lo vulgar, el mal gusto dominante, buscando una estética diferente a la “feísta” del Realismo y Naturalismo. Su fin es levantar el emblema de la belleza y la libertad para enfrentar la pereza mental y la mediocridad del mundo burgués capitalista.
En un primer momento, la certeza de que la poesía era el último valuarte que le quedaba al hombre frente a un mundo en crisis los hizo refugiarse en un intransigente esteticismo ( la torre de marfil) lo que, si bien podía ser tomado como fuga o evasión, era en verdad la expresión del deseo de eternizar la realidad a través de la palabra. Las princesas, los cisnes, el mundo exótico o lujoso de la corte francesa, las referencias culturales exquisitas, lo azul como símbolo del ideal inalcanzable, las buburjas del “rubio champagne” son los signos con los que reemplazan una verdad que no aceptaban.
Sin embargo, en la totalidad de este movimiento se observan dos tendencias que conviven y se cruzan en la poesía: una estetizante, de sincretismo cultural, es decir síntesis de culturas, plagada de resonancias intertextuales literarias y plásticas, y otra americanista que redescubre las raíces hispánicas y desarrolla un compromiso más profundo con la problemática del movimiento.
Generaciones modernistas
· Protomodernistas: José Martí (Cuba), Manuel Gutiérrez Nájera (México), José Asunción Silva (Colombia).
· Modernistas: Rubén Darío (Nicaragua), Leopoldo Lugones (Argentina); Amado Nervo (México), Ricardo Jaimes Freyre (Bolivia) y Julio Herrera y Reissig
(Uruguay).
por Alicia Montes
Arte por el arte y torre de marfil: los últimos estertores del arte autónomo.
Hacia fines del siglo XIX, en Europa, fundamentalmente en Francia, la tendencia del “arte por el arte”, es decir de un arte sin función social, se manifiesta en una serie de líneas literarias de carácter esteticista, cuyo único objetivo es crear obras para el goce artístico. Uno de sus más importantes representantes es el poeta francés Teofilo Gautier, quien lanza un nuevo “arte poética” caracterizado por los cambios métricos y acentuales en el verso, el retorno a la antigüedad pagana, la celebración de la belleza física palpable, y un fuerte sentido pictórico que se manifiesta en el trabajo con la línea, la forma y el color. El objetivo es que el poema tenga las características plásticas de la pintura y la armonía de la música. Uno de los fines de este arte es reaccionar contra el pensamiento burgués y sus gustos artísticos representados por el Realismo y el Naturalismo. Otro movimiento de esta época, el Parnaso, retoma estos postulados artísticos pero, influido por el positivismo, permite la entrada de la filología, la arqueología y el estudio de otras culturas. El Simbolismo, por su parte, continuará la línea estética de estas tendencias pero profundizará más la preocupación por la musicalidad del verso, las correspondencias entre los elementos de la naturaleza (perfumes, colores, matices, etc.) poniendo el acento en las sugestiones, las sensaciones leves, los sueños y los símbolos. Los autores más importantes de estos movimientos franceses son los franceses Teófilo Gautier, T. de Banville, Leconte de Lisle, Paul Verlaine, Arthur. Ribaud, Jules Lafforgue y Charles Baudelaire.
Esteticismo y mundonovismo: las dos miradas del Modernismo latinoamericano
El Modernismo es el primer movimiento literario originado en Latinoamérica, a fines del siglo XIX. Busca una renovación en el lenguaje poético y sus antecedentes más fuertes son los poetas del “arte por el arte”, el Parnaso y el Simbolismo. A pesar de la fuerte presencia de tendencias esteticistas de origen francés, antes mencionada, el crítico Ricardo Gullón acota que no “hay en la poesía modernista tantos cisnes y princesas como suele creerse, pues junto con esos elementos foráneos se encuentran materiales poéticos tomados del mundo americano. El secreto está en el modo de usarlos.” Dos líneas entonces confluyen en el Modernismo: una esteticista cuyo único fin es evadirse de la realidad a través de la belleza, de allí los cisnes, las princesas, los mundos exóticos, a los que alude Gullón, y la fuerte sacralización de lo erótico; y otra mundonovista, en la que la presencia de la cultura y el mundo latinoamericano es central.
En efecto, no todos los escritores modernistas se encerraron en su “torre de marfil” con el fin de cultivar “el arte por el arte”. En la poesía modernista se cruzan la búsqueda de la forma impecable, marmórea, tersa, bella (Parnaso), el cultivo de la musicalidad en el verso, las asociaciones y correspondencias entre colores, sonidos, palabras, y el matiz (Simbolismo), el desarrollo de lo sensual propios de las tendencias románticas que aún sobreviven en él, con la preocupación por la tradición española y el destino de América.
El Modernismo, entonces, se rebela contra lo trivial, lo vulgar, el mal gusto dominante, buscando una estética diferente a la “feísta” del Realismo y Naturalismo. Su fin es levantar el emblema de la belleza y la libertad para enfrentar la pereza mental y la mediocridad del mundo burgués capitalista.
En un primer momento, la certeza de que la poesía era el último valuarte que le quedaba al hombre frente a un mundo en crisis los hizo refugiarse en un intransigente esteticismo ( la torre de marfil) lo que, si bien podía ser tomado como fuga o evasión, era en verdad la expresión del deseo de eternizar la realidad a través de la palabra. Las princesas, los cisnes, el mundo exótico o lujoso de la corte francesa, las referencias culturales exquisitas, lo azul como símbolo del ideal inalcanzable, las buburjas del “rubio champagne” son los signos con los que reemplazan una verdad que no aceptaban.
Sin embargo, en la totalidad de este movimiento se observan dos tendencias que conviven y se cruzan en la poesía: una estetizante, de sincretismo cultural, es decir síntesis de culturas, plagada de resonancias intertextuales literarias y plásticas, y otra americanista que redescubre las raíces hispánicas y desarrolla un compromiso más profundo con la problemática del movimiento.
Generaciones modernistas
· Protomodernistas: José Martí (Cuba), Manuel Gutiérrez Nájera (México), José Asunción Silva (Colombia).
· Modernistas: Rubén Darío (Nicaragua), Leopoldo Lugones (Argentina); Amado Nervo (México), Ricardo Jaimes Freyre (Bolivia) y Julio Herrera y Reissig
(Uruguay).
por Alicia Montes